En apoyo de los diputados excomulgables, pido a Martínez Camino que rectifique o abandone su puesto

La amenaza de excomunión lanzada hace unos días por el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino, contra los/as diputados/as cristianos/as que el próximo jueves puedan votar a favor de la ley de interrupción del embarazo me parece absolutamente inaceptable.

No me opongo a que la Conferencia Episcopal plantee y promueva sus argumentos para oponerse a la ley o incluso que apoye o auspicie una manifestación como la celebrada en Madrid hace unos días. Están en su derecho. En mi opinión deberían haber apuntado en otras direcciones, como la promoción de una sexualidad integral en la pareja, el impulso al uso de métodos anticonceptivos, incluido el preservativo, o la atención a las mujeres que habiendo quedado embarazadas se planteen la duda de si abortar o no. Estoy convencido de que habiendo planteado propuestas en esos campos habrían conseguido un resultado más cercano a lo que dicen defender y, sobre todo, habrían realizado una mucho mejor difusión de los valores cristianos del amor, la comprensión y la misericordia. Sin embargo, han optado por la confrontación pura y dura. Evidentemente no lo comparto. Pero están en su derecho.

Ahora bien, como cristiano lo que no estoy dispuesto a aceptar sin denunciarlo es que algunos obispos utilicen la amenaza y el amedrentamiento contra los/as diputados/as que voten a favor de la ley. No digamos, si de las palabras pasan a los hechos, entiéndase excomunión. Y no lo acepto porque actuar así, además de deslegitimar sus propias posiciones, cosa que, a decir verdad, me importa más bien poco, va contra esos valores cristianos que citaba antes. No es de recibo que, para defender sus opiniones, los obispos recurran a métodos inquisitoriales que creíamos felizmente desaparecidos provocando en las personas afectadas una sensación de desasosiego que en absoluto se merecen. Bastante están haciendo esas/os diputadas/os trasladando e intentando hacer valer dentro de sus partidos una perspectiva en ocasiones diferente de la que puedan tener muchos/as de sus correligionarios/as como para que, encima, los obispos se ceben en ellas/os y les quieran poner como blanco de las iras de la feligresía. Ese modo de actuar es absolutamente anticristiano y se merece mi reprobación y, espero, que la de muchos cristianos y cristianas, incluidos aquéllos/as que puedan estar en contra de la ley.

Y, en concreto, las amenazas de excomunión de Juan Antonio Martínez Camino le invalidan a mi modo de ver como representante de una Iglesia que quiera promover el amor y la comprensión entre los seres humanos, por lo que le pido fraternalmente que rectifique o abandone su puesto.

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