La fiesta más grande

Empezó ayer. En Pamplona. La madre de las fiestas. La Tierra hecha fiesta. Porque es desde lo más profundo de la Tierra Navarra de donde surge esa alegría desbordante y acogedora que te envuelve sin remedio, sin que puedas escapar. Quien piense que Pamplona es un desmadre o un agobio se equivoca. Sanfermines es una fiesta en la que el blanco se renueva cada día y cada día brilla con más fuerza en las camisas de los/as niños/as que corren delante de los cabezudos o en las de los mozos (y cada vez más mozas) en el encierro. Luego se llenan de vida ... y por eso hay que lavarlas, para que resplandezcan al día siguiente, pero es sólo un accidente de unas pocas horas. Pamplona es blanca y roja a borbotones, sin medida, hasta lo más hondo ... del corazón.

Por supuesto que respeto opiniones como la de Javier Burón que, por cierto, me hacen soltar una enorme carcajada cada año, pero no puedo quitarme de las entrañas la emoción de la carrera de la Estafeta con las astas de los toros acariciando las espaldas blancas y rojas de los/as corredores. Eso es lo más grande del mundo.

¡GORA SANFERMIN!


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