En las pasadas semanas he cambiado varias veces de opinión sobre los pasos que deberían darse para acabar con la guerra en Ucrania y, sobre todo, he cambiado repetidamente de estado de ánimo al respecto. Ahora, tengo la impresión de que en ambas esferas, la mental y la emocional, mis enfoques eran muy limitados. Empezando por lo emocional, tengo que decir que ante la magnitud de los desastres que provoca la guerra me he visto reaccionando de una manera muy primaria. Confieso haberme alegrado, ¿incluso deleitado?, viendo cómo un ataque ucraniano arrasaba parte de una columna de tanques rusos. Sentía que esos desalmados, si es que a los tanques se les puede atribuir espíritu, se lo tenían bien merecido por haber destruido instalaciones ocupadas por civiles con los proyectiles que salían de sus cañones. Pero, voy a ser sincero, no veía que dentro de ese amasijo de chatarra en que se habían convertido los tanques atacados estaban los restos achicharrados de sus jóvenes ocupantes. Desde m
Ja,ja,ja. Pero si a Madrazo le han echado los votantes, si no, no se va en la vida. Y para ser de izquierda siempre se ha llevado muy bien con la derecha...
ResponderEliminarPor cierto, en el Insti se le exigirá el Perfil Lingüístico que tanto defendió ¿no?
Pero qué amargados sois algunos. ¿Nunca encontráis nada que esté bien hecho? ¿O es que sólo vosotros hacéis bien las cosas? Que si es así, ¡vaya aburrimiento de vida!
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